Emociones y dinero, ¿cómo se relacionan?

¿Sabías que las emociones intervienen en nuestra toma de decisiones? Por eso es bueno saber manejarlas y que beneficien nuestros bolsillos

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Las emociones y el dinero van de la mano porque la mayoría de las decisiones que tomamos se basan en sentir y luego pensar; sin embargo, debemos pensar, antes de actuar y sentir.

Si tomamos decisiones basadas en las emociones cuando el dinero es un factor importante, podemos poner en riesgo nuestros ahorros o generarnos deudas totalmente innecesarias.

Por eso, Bien para Bien te orienta con esta nota, ya que es más fácil ver, desde fuera, lo que sucede para que puedas identificarlo y evitarlo.

Días y decisiones

Seguramente cuando consumimos o gastamos hemos dicho algo como:

  • “mejor lo compro ahorita, después puede estar más caro”,
  • “me lo merezco”,
  • “lo quiero porque me hace feliz”,
  • “se lo están llevando todo, qué tal que yo me quedo sin eso”.

Todos estos pensamientos nos llevan a compras impulsivas, lo que se traduce a gastos que no pensamos y que, seguramente, se salen de nuestro presupuesto.

Lo anterior puede volverse un problema un poco más serio si lo hacemos de forma recurrente, es decir, si tendemos a tener estos pensamientos muy seguido y, peor aún, si les hacemos caso y llenamos nuestras tarjetas al tope o gastamos todo el efectivo con el que contamos. 

Normalmente tratamos de justificar ese tipo de acciones con el “sentirnos bien” o para “quitarnos la tristeza”, y parte del problema radica en el tipo de sociedad que vivimos, pues está inmersa en una cultura del consumo con una tendencia alta a asociar el dinero con la satisfacción personal y sinónimo de éxito. ¿Te das cuenta del problema?

Responde con sinceridad, cuando ves productos en rebaja, ¿los compras sin pensarlo sólo porque están en rebaja o te preguntas si realmente lo necesitas? Si eres del primer grupo, hay cosas por trabajar, si no, felicidades, puedes tener un hábito de consumo saludable. 

Como puedes ver, las emociones pueden ayudarnos a ganar o perder dinero, así opera el mercado y es mejor que nos preparemos para ello. Salgamos de ese espiral, dejemos de asociar lo material con la felicidad, dejemos las compras compulsivas. Trabajemos nuestras emociones y no dejemos que la incertidumbre o la exaltación nos ganen.

Recuerda siempre meditar tus decisiones de compra y aún más, las que tienen que ver con tus inversiones. Si la molestia, el enojo, la alteración o distracción te sobrepasan y estás por comprar o invertir, tal vez no sea el mejor momento para hacerlo. Busca asesorías, desarrolla tu plan de inversión y financiero, crea una relación sana con tu dinero.

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